Lozano Olivares, su nombre artístico
mas conocido desde 1940, nació en Madrid el 25 de marzo de 1909.
Su infancia corta e intensa trascurrió
en Madrid muy cerca de Los Jerónimos, del Prado y del Retiro.
Desde niño,
Desiderio Babiano Lozano, tuvo interés y afición por dibujar y pintar. Su
abuelo, impresionado por esta habilidad suya, fue el primero en reconocerla y
la recompensó regalándole los primeros pinceles, cuaderno de dibujo y caja de
acuarelas.
.A los nueve años,
tras una breve escolarización, comenzó a trabajar en el Banco Central
hasta 1936.
Tras la sublevación
y levantamiento militar contra la II República el 18 de Julio de
1936 y el inicio de la guerra civil en España permaneció en la ciudad de Madrid
hasta marzo de 1939.
Añadir leyenda |
Extrovertido,
simpático y con un amplio sentido del humor, tuvo siempre un don para las
relaciones humanas y personales. También una percepción, una
capacidad observadora y asimiladora, un registro intuitivo y
fotográfico de las formas, del claroscuro, el color, la luz, el contraste, el
encuadre, el movimiento y de síntesis e impacto de lo esencial. Crítico y chispeante,
con su aguda capacidad de síntesis y acierto en el mensaje y con la línea ágil,
clara, graciosa y potente en su ejecución, encaja en los ambientes culturales y
del grafismo del momento por la movilización y la defensa de la
República Española en 1936.
Organizado en las Juventudes Socialistas
Unificadas, JSU, entre las muchas necesidades del momento, Babiano,
así firmaba sus trabajos hasta 1939, se dedicó a dibujar para periódicos,
folletos y carteles, hacia donde se polarizó todo el potencial gráfico
y cartelístico. El lenguaje del cartel era un medio ágil,
sintetizador e impactante que transmitía todos los mensajes urgentes desde
todos los ámbitos culturales, sociales y
políticos hacia todos los sectores de la movilización del país.
Es difícil encontrar en la historia otro
momento de tanta plenitud e intensidad en la difusión de temas y contenidos,
tal diversidad de técnicas y estilos y tal calidad y cantidad de artistas al
servicio de una causa y objetivo común: salvar a la República. Dan testimonio
de ello publicaciones y exposiciones especializadas, que reflejan esta enorme
creatividad, orientada a promover el civismo, la cultura, la educación, la
higiene, la maternidad, la protección de la infancia, la producción, la
vigilancia, el alistamiento, la alfabetización y la solidaridad.
En el mes de marzo de 1939 en Madrid la
situación para los republicanos era insostenible tras el pacto del General
Casado. La situación general y las responsabilidades familiares aconsejaron
tratar de abandonar Madrid y España por la carretera de Valencia hasta el
puerto de Alicante. El escritor Max Aub, desde
el exilio en Méjico plasmó la tragedia de este episodio en su libro
“Campo de los almendros”. La posibilidad del exilio desde el puerto de Alicante
se truncó a principios de abril de 1939.
Prisionero en el
campo de concentración de Albatera, en 1940, tras meses de esfuerzos e ingenio,
fue liberado. Su esposa, haciendo uso de su audacia y valor, fue la artífice de
su liberación.
Rehicieron su vida
en Barcelona y allí ejerció múltiples empleos: pintó tranvías,
casetas de baño, paredes y lo que se pusiera por delante hasta conseguir
reiniciar su labor gráfica. Esta vez con el nombre artístico compuesto por
motivos de seguridad por los dos apellidos de su madre: Lozano
Olivares.
El mundo editorial
en la posguerra y hasta finalizar la II Guerra Mundial en 1945, era
un micromundo controlado por la Falange y el Movimiento Nacional y vigilado por
una censura estricta. Se tenía que tener suerte y talento para romper el cerco,
situarse y prosperar en ese medio.
En un inmueble
vetusto de cuatro paredes y sobre una vieja mesa de cocina Lozano
Olivares inició en 1940 su vida artística como ilustrador de todo tipo
de libros, revistas y otras publicaciones. Uno de sus primeros trabajos como
ilustrador lo realizó
en Publicaciones Nuevocine ( Ediciones Cinema
/ Ediciones Grafidesa S.L.) ilustró para una publicación de ficción, en
cuadernos de comic, de “Bravo Español”; otros trabajos en la revista
infantil “Chicos” y la ilustración, casi absoluta, de la revista “Ímpetu”, uno
de cuyos directivos entonces era Manuel Sacristán. La redacción la
constituían un grupo de gente joven con un ideario intelectual
falangista, capaces, competentes y con medios. Ilustró varios libros de
literatura juvenil épica y de aventura, como La Espada Invencible, Atila y La
Isla del Tesoro con litografías de una gran calidad y belleza para Ediciones Cantín. Ilustró para Hymsa,
en la primera etapa gráfica de la revista Lecturas, historias y
relatos cortos. Múltiples colecciones de cuentos infantiles, de
aventuras para adolescentes, policíacas y de misterio para la Editorial
Molino. Realizó portadas e ilustraciones en todo el laberinto
editorial de Bruguera desde los años 50 hasta su fin en la
década de los 80. Para esta editorial con una producción amplia y compleja se
prodigó en diversidad de estilos y muchos de sus trabajos, sin firma, quedaron
registrados con el seudónimo de Desilo, compuesto de las dos
primeras letras de su nombre y sus dos apellidos.
Caralt,
Cumbres. Furest, Éxito, Janés, Gili, Toray, Vergara, Mateu, Veron, Victoria,
Hachette, son otras editoriales más en donde se
vertebra también la obra gráfica de Lozano Olivares.
Para
cada autor y para cada tema múltiples personajes, una ambientación documentada
y lograda y un movimiento vibrante para trasmitir la acción literaria. Preciso
y penetrante al reflejar el tiempo y la época. Camaleónico al elegir el estilo
y la técnica a cada narración. Amplitud de matices: de la sobriedad del
Quijote a la gracia y humor ingenuo de un Tom Sayer, pasando por los
personajes más representativos de algunos de los autores más
ilustres de la literatura universal: Homero, Boccaccio, Shakespeare,
Cervantes, Lope de Vega, Julio Verne, Allan Poe, Oscar Wilde y otros muchos de
gran éxito editorial.
La experimentación
es doméstica: grabados, óleos, acuarelas, pasteles, calcografías y bocetos.
Muchos trabajos anónimos dedicados a personas próximas, a ediciones
clandestinas y a la acción social y política prohibida.
No
existen las condiciones para relajarse. La creación brota plena de
inconformismo y crítica social, pero sin espacios para hacerlo público. Hay
mucho por hacer y pocos se arriesgan a los procesos y consejos de guerra
sumarísimos, a los despidos y las persecuciones laborales, a ser encarcelados y
al exilio. Consciente de esos peligros, se arriesgó y en dos ocasiones fue
detenido y encarcelado.
Lozano Olivares, pertenece a
una generación que supo enfrentarse a las circunstancias adversas, derivadas de
las guerras que marcaron el siglo XX: la guerra civil española y la
II guerra mundial. Esa generación que en España, tras la liberación del
fascismo en Europa, el franquismo reprimió hasta el genocidio y
contra la modernidad de este país; parte de esa generación perseguida , que no derrotada,
de escritores, ilustradores, editores, periodistas y los mejores
representantes de la cultura española, contribuyó a recuperar la España de hoy
y ayudó a restablecer la democracia y su digna posición en el mundo
Lozano
Olivares aportó con su saber hacer profesional y cívico
su compromiso con los tiempos que le tocó vivir. Falleció el 21 de mayo de 1985
en Barcelona a los 76 años de edad